Consumir nos consume

 

"Eres esclavo de aquello que bautizas con tu nombre" Alejandro Jodorowsky

 

Cuando llega la Navidad nos lanzamos en busca del mejor regalo. Es la época en la que sentimos a nuestras espaldas una presión intangible llamada consumo. Las Navidades, más que una celebración religiosa, se han convertida en la expansión del ego capitalista, ahora más que nunca demostremos que somos países globalizados y con un capital desorbitado, seamos egoístas. La Navidad es la época de la ostentación por antonomasia y en la que demostramos que, si ya de por sí la herencia social nos traspasa pocos valores, somos capaces de destruirlos todos.

 

Aún así, el entorno familiar es el que mejor lleva a cabo su función dentro de la sociedad. Cultivamos a los niños en la cultura del mirar hacia otro lado y desatendemos aquello por lo que somos seres humanos: la racionalidad. Consumir es lícito si te hace feliz pero créeme, compartir te haría serlo mucho más.

 

Hemos desaprendido a vivir con lo que enteramente somos para  padecer por necesidades inexistantes. Si algo nos debería recordar la Navidad es que la ilusión y la felicidad existen independientemente de cualquier regalo que nos podamos encontrar bajo el árbol el día 25.